jueves, 15 de diciembre de 2022

Que tiempos aquellos - El Hotel Del Prado

El Hotel del Prado fue uno de los Hoteles más emblemáticos de su época, símbolo del centro de la Ciudad de México, competía en prestigio junto con el Hotel Regis.

La imagen de éste edificio ofrecía hacia la avenida Juárez una altura perfecta, ni baja ni alta, en el primer plano; luego con un ligero remetimiento, se elevaban las dos alas de sus crujías paralelas de mayor altura, enmarcando el espacio vacío entre las mismas, que se abría, generosamente hacia las copas de los árboles de la Alameda. 

 

Entre 1933 y 1946 se construyó, en la Ciudad de México, el Arquitecto Carlos Obregón Santacilia fue el encargado de realizar este edificio, por el cual obtuvo el Premio de la Exposición de Arquitectura en Estocolmo, Suecia y el Premio Nacional de Arquitectura.

 

En su época de gloria éste hotel fue uno de los más elegantes, junto con sus huéspedes fue testigo de varios acontecimientos de relevancia en la historia del siglo XX de la ciudad.


Presenció la trifulca ocurrida en la Alameda Central durante la elección del Presidente Miguel Enríquez Guzmán y Adolfo Ruiz Cortines, marchas y pintas de los estudiantes así como el patrullar de los tanques y soldados durante el movimiento de 1968

 

En las terrazas sus huéspedes disfrutaban los desfiles deportivos y militares, el más destacado, quizás, fue el desfile en la Avenida Juárez con motivo de la inauguración del Campeonato Mundial de Fútbol México 1970.

 

La construcción del hotel estuvo llena de corrupción por parte de sus dueños, políticos que llevaron a que se tomaran decisiones erróneas en su construcción.

Luis Osio (administrador del hotel y Moctezuma (ingeniero contratado por los propietarios) aceptaron que se levantaran dos pisos mas en la azotea de la estructura del edificio, con el fin de servir de vivienda de algunos empleados.

En su momento Carlos Obregón señaló cómo inapropiada esa decisión debido a que afectaba la estabilidad de la estructura, pero fue ignorado y expulsado de la construcción. 

La inserción de los dos niveles extra provocó serias cuarteaduras que tiraron la cerámica de la fachada y la inestabilidad que enfrentó el edificio en el sismo del 85; condenó al hotel a su destrucción debido a su mala planeación y a que la cimentación no estaba calculada para ese peso extra.

Además de las lujosas instalaciones, el cine, la alberca exterior y los diversos establecimientos comerciales que ahí se encontraban, el Salón de los Candiles contaba con el célebre mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central", pintado por Diego Rivera, el cual luego fue trasladado al lobby para cumplir el sueño del maestro Rivera de que todo el público pudiera observarlo.

 

Hacia 1985 el hotel se preparaba para recibir a huéspedes extranjeros y nacionales con motivo del Campeonato Mundial México 1986, lamentablemente el 19 de Septiembre de 1985 un terremoto de 8.1 grados en la escala Richter sacudió a la capital mexicana, lo que provocó serios daños en la estructura del hotel, hecho que orilló al inmueble a su completa demolición, terminando así, con su época dorada.

Después del siniestro el mural fue trasladado al actual Museo Diego Rivera en la esquina de Balderas y Colón, se emplearon las mas avanzadas técnicas para que el mural no sufriera ningún daño.

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